El momento más emotivo de la reunión que mantuvo ayer en Toledo la Asociación de la Empresa  Familiar de Castilla-La Mancha fue sin duda el homenaje que el colectivo rindió a la confitería de Santo Tomé por sus 160 años de trayectoria en los que ha endulzado la vida de los toledanos y de los turistas que recibe a diario la capital regional.
Este instante se guardó para el final. Inés Gárate, responsable del establecimiento, recibió la mención sensiblemente emocionada. En su intervención recordó los momentos más importantes por los que ha pasado la empresa desde que se tuviera certeza de que allí se hacía mazapán. Fue en el año 1856.
El presidente de la Asociación de la Empresa Familiar, Aurelio Vázquez, destacó la apuesta que siempre ha hecho Santo Tomé por los productos artesanos y cómo ha ido trabajando a lo largo de este más de siglo y medio de vida sin que se haya apreciado que bajaba la calidad de sus productos. Así, este reconocimiento ha estado motivado «por su defensa de los valores de la empresa familiar y por ser una seña de identidad para Toledo».
Siete generaciones, 45 trabajadores en la actualidad y con una media de antigüedad de sus empleados de 25 años. Son los números que definen a este establecimiento por donde, aparte de gente anónima, han pasado a lo largo de estas décadas numerosas personalidades.
Hoy es el sobrino de Inés Gárate el que ha asumido la responsabilidad de quedarse al frente de este negocio familiar. Gárate tuvo unas afectuosas palabras de cariño para su sucesor. «Es el mayor regalo que he tenido en toda mi labor profesional», confesó Inés Gárate después de recibir este reconocimiento por parte de esta asociación en el Cigarral Santa María de la capital regional.
Agradeció a la asociación que haya tenido este detalle con la confitería y también se acordó de sus clientes «puesto que son los que consiguen que seamos un referente». Como no podía ser de otra forma, finalizó ensalzando la labor de los trabajadores y también de quienes regentaron el negocio antes que ella. «El ejemplo de mis mayores siempre ha sido una referencia en mi comportamiento».

mirando al futuro. Inés Gárate también miró hacia un «futuro mejor» en el que, puso de manifiesto, el establecimiento también se regirá por la perseverancia, la tenacidad, la ilusión «y una constante capacidad de aprendizaje».

Fuente: latribunadeciudadreal.es